Desde hace algunos años la Navidad
para mi tiene otro sentido. Antes aguardaba estas fechas, para estrenar el
traje nuevo cuando llegaba el fin de año. En Cabaiguán, mi madre me hacía
maravillas con un metro de tela. Tenía cintas de casi todos los colores
para cambiar el lazo de la cintura. No de acuerdo a los zapatos, ni al
bolso...de acuerdo a lo que me daba la gana! ¡Pero era muy feliz!
Después pasó la etapa de los deseos.
No pedía regalos materiales; porque tampoco sabía muy bien lo que era eso;
deseaba hacerme mayor y viajar lejos.
¡Soñaba con que llegara un príncipe
azul. ¡Uf! Hubo príncipes de todos los colores y se robaron unos cuantos de mis
sueños; así que esta etapa es la que menos quiero recordar!
En mi casa nunca hubo árbol de
Navidad; para ver uno tenía que hacer un maratón por todo el pueblo ó ¡ir a la
iglesia! Por eso ahora me desvivo mucho por armarlo y engancharle lucecitas
de colores y angelitos y bolitas fluorescentes. Armo el árbol con la
misma ilusión que mis hijos y aprovecho para hacer algo juntos los
tres. Sin árbol, ni belenes, ni guirnaldas! ¡También fui feliz! pero ahora: la felicidad es diferente.
Los villancicos me dan nostalgia,
salvo alguno de Rosana. Así que cuando llega la Navidad alabo a Dios con la
música que me gusta. ¡Y bailo! ¡ Y muevo a todo el mundo!
Reconozco que echo de menos a personas
entrañables que hacían de cada cena un
encuentro maravilloso. ¡Se nos fueron,”Gra
y Edu”! ¡Se acabó eso también!
¡La cena sí que es muy diferente! ¡Nada de
lechón asado, ni yuca con mojo! (Y sigo intentando ser feliz).ja,ja!
Ahora en Navidad preparo la ensalada
y algún montadito ligero, el resto lo pido a casa. No me gusta la cocina y me
puedo dar el capricho (todavía).
Intento huir de la
monotonía, casi siempre viajamos y justo en el avión empiezo a descubrir
quiénes me echan de menos de corazón. Así que en Navidad, también reflexiono
mucho acerca de la amistad.
Surgen en este tiempo, esas
motivaciones para convertirnos a partir del 1º de enero en mejores personas. Yo
por ejemplo, a partir de mañana, empiezo la dieta..."del
chocolate".ja, ja! Otr@s, aportan dinero a una ONG o viajan como
misioner@s! O adoptan! O construyen pozos en África! Lo importante es que en
Navidad, y no en otro tiempo, aparentemos ser
mejores que ayer.
En Navidad recibimos tarjetas muy
bonitas, wasap, regalos virtuales, llamaditas importantes....todo se agradece! ¡Nos
volvemos tiernos y hasta medios tontorrones! ¡Y regalamos mensajes de amor, y
consejos y...abrazos!
¡Se nos olvidan los recortes, el
paro, la guerra en Siria...y festejamos! ¡Nos volvemos amnésic@s!
¿Qué festejamos? ¡Pues cualquier
cosa! que tenemos salud, que estamos vivos, las notas del niñ@, que tenemos
trabajo, que nos alcanza el dinero para comprarle los reyes....¡pero
también nos olvidamos de Dios! ¿Y a partir de mañana? Empezamos a ser
creyentes, y además: ¡buen@s creyentes!
La Navidad, a medida que pasan los
años tiene diferente sentido para mí; pero en todas, ha existido música,
familia, amig@s, buena compañía, gente que no falla nunca (o casi nunca) Y
regalos maravillosos. Entre risas,(y alguna lagrimita), bailes, ilusiones, trajes nuevos,billetes de avión, y
montaditos…adquiere el color que le queremos poner. Incluso, como en todos
los días del año, puedo sentir asombrosamente
el “tierno abrazo de Dios”!
¡Feliz Navidad para tod@s! ¡Cómo
sea!