¿Y
tú, qué llevas por dentro cuando estás desnuda de verdad?
Otra vez estoy aquí,
descubriéndome ante el espejo después de 42 años vividos y a unas horas de
celebrar esos añorados 43! Veintisiete años de vida y 16 de experiencia.
El tiempo ha pasado casi sin
darme cuenta, procediendo como un cobarde, sigiloso, escurridizo… Y hoy me
asombro al ver cuántos cambios en tan poquísimo recorrido.
Haciendo una parada frente a este
cristal, intento despojarme de atavíos e
inseguridades y observo una mujercita madura de la que me estoy enamorando.
Empezando por arriba, descubrí
ocho canas nuevas ¡al vuelo! Ha cambiado la textura de mi cabellera,… es como
si se rebelara al paso del tiempo. El
lunar de mi ceja ha crecido más de la cuenta y para analizarlo, tuve que
colocarme los espejuelos de ver “Bien”. ¡Me
fascina la inteligencia de la naturaleza! La presbicia me apareció justo cuando
sólo necesito ver con exactitud los detalles pequeños de las cosas más
importantes. Hay cierta flacidez en mis carnes, incluida la cara que ya tiene
papada. Los pómulos y los párpados de los ojos piden a gritos los potingues
faciales a los que todavía no me he rendido., porque me quitan ese tiempo
valioso de después de una buena ducha. ¡Me siento horrorosa al imaginar que
terminaré acostumbrándome a esos rituales femeninos! He movido todos los
músculos faciales y a la de tres, me regalé una sonrisa.
Mis codos han llamado mucho mi
atención, es una zona del cuerpo que apenas acabo de descubrir. Ja,ja! ¡Son
realmente feos!¡ ¿Y qué decir de las manos? ¿ Habrá que repararlas con
algo de baba de caracol? ¡Son las auténticas manos de una mujer de mi edad! Lo
acabo de descubrir, con mis espejuelos de ver bien. Súbitamente me ha salido un
acné en la zona del cuello, esta zona se ha vuelto muy susceptible a los
cambios climáticos y a cualquier crema que proteja de rayos UVA. Mi cuello es
muy, yo!
Los pechos no me han cambiado
mucho, es cierta ventaja para no tener que
exponerse a la cirugía estética. ¡Vamos a quedarnos con lo positivo!
Ja,ja! No me fijaré ni en el color, ni en esas verruguitas que delatan dos
partos, ni en su tamaño…(para ello, me quitaré los espejuelos de ver bien)
Hay cierta deformación en mi ombligo, a pesar de
seguir llevando la misma talla de
siempre, ahora los vaqueros suelen ir a
la cadera y para estar a la altura de la modernidad, ese entallaje lo pone al
descubierto. ¡Me he puesto los espejuelos de nuevo! ¡Me desnudo de vaqueros! ¡Estoy
fabulosa! Tengo un hoyuelito en mi nalga derecha. Me acerco más para empujarlo
con el índice forzando el agujero.,y me regalo otra sonrisa! Ja,ja!
¡El tiempo ha pasado como un
cobarde! Sigiloso, escurridizo… y ha dejado su huella.
He hecho una sentadilla y me he estirado. He
perdido flexibilidad en mi cuerpo, pero la he ganado en mi mente., (eso me he
dicho para no arruinarme el momento Tai), pero hay cosas que no han cambiado;
sigo traqueándome los dedos de las manos y me sigue molestando el pelo suelto
mientras escribo. ¡Hay cosas que se han perennizado en mí! Me acerco los dedos
de los pies hasta la nariz y visualizo cada poro. Me han salido unos pelitos
feos en los pulgares y las uñas están más frágiles que de costumbre. Indiscutiblemente, aquí
descubro mi vejez!
He envejecido mucho, pero hoy he
hecho un bonito ejercicio de reflexión ante el espejo. ¿Qué llevo por dentro
cuando estoy desnuda de verdad?
Puedo ser o no bonita;gustar, o
no, mucho, pero me arriesgo a decir que me siento muy querida; y eso me importa más. Más incluso,
que el millón de dólares de ayer. Ja,ja! Cuando me río delante del espejo le
venzo la batalla a las arrugas, a los problemas y al tiempo. ¡Envejecer sonriendo, es la actitud! Al final ,el tiempo es un cobarde…se va sigiloso,
escurridizo! Mientras; tú vives otros 43!!